EL SISTEMA INMUNITARIO

El organismo se moviliza al instante para hacer frente a las agresiones externas que han dañado la piel En un primer momento, gracias a la respuesta inflamatoria, se inunda la región herida con plasma y glóbulos blancos. Las plaquetas bloquean la herida aglomerando los glóbulos rojos en una tupida red. Los glóbulos blancos fagocitan y destruyen los gérmenes. El resultado de esta batalla campal es la piel enrojecida y úna ligera acumulación de residuos o pus.
La agresión es constante. Procede tanto del exterior como del interior de cuerpo humano. Multitud de enemigos físicos, químicos o microbianos ponen a prueba, a cada momento, el sistema inmunológico. De hecho, la vida sólo es posible con un sistema inmune sano y eficaz, ya que de no ser así un simple resfriado puede ocasionar la muerte.

PIEL Y LEUCOCITOS

La defensa del organismo está organizada por líneas. La primera línea de protección, la más externa, es la piel. La piel actúa de barrera física y química contra los gérmenes. La piel tapiza y recubre las entradas del or-ganismo. Posee varias armas, como el filtrado o la secreción de toda clase de sustancias acuosas (lágrimas), viscosas (saliva) o mucosas (moco de los epitelios digestivo y respiratorio). Pero hay gérmenes que ni la piel ni las mucosas pueden detener y, tras vencer esta primera defensa, invaden el organismo. Pero, al entrar en la sangre, tienen que vérselas con los glóbulos blancos. Precisamente, los leucocitos son células especializadas en la destrucción y la eliminación de todo tipo de gérmenes. Además, cuando la proliferación de microorganismos es importante, se produce una inflamación. La respuesta inflamatoria provoca la dilatación de los vasos sanguíneos de la zona alterada, que se embebe de plasma y leucocitos, que destruyen a los agresores. Complementaria-mente, los nodulos linfáticos contienen asimismo gran cantidad de glóbulos blancos, que también contribuyen al restablecimiento de la normalidad.

Fagocitosis


La fagocitosis es el proceso en que una célula, como el glóbulo blanco de la sangre, engulle y destruye bacterias u otros gérmenes o sustancias extrañas al organismo.

Inflamación defensiva


La inflamación es una rápida respuesta del organismo contra la infección. Las células cebadas detectan los gérmenes y liberan histamina, que dilata los vasos sanguíneos. Así, se trasfunde plasma y leucocitos a la zona de la infección. Los leucocitos fagocitan los microorganismos.

La Respuesta Inmune


Todas estas protecciones, más o menos inmediatas, son muy eficaces, pero el gran valor del sistema inmune humano es su «buena memoria», su prodigiosa capacidad para recordar las agresiones. La respuesta inmune es el conjunto de procesos que combaten una agresión específica y evitan, pues, continuas reinfecciones. Los protagonistas de la respuesta in-mune son los linfocitos, un tipo de glóbulos blancos. Hay básicamente dos clases de linfocitos. Los linfocitos B producen anticuerpos (proteina defensiva), que neutralizan los antígenos (sustancia que desencadena una respuesta inmune). Otros linfocitos, los linfocitos T, reconocen y destruyen las células infectadas.

Los Virus Anti defensas


El virus del sida siente predilección por un tipo de linfocitos, ciertos glóbulos blancos de la sangre. Los infecta y, a veces, trastoca toda la función de la célula. El linfocito olvida su función defensiva y se centra exclusivamente en la producción de más copias del virus. Con el tiempo, el organismo del paciente puede perder su capacidad de defensa y, por tanto, queda a merced de graves infecciones oportunistas.
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