JOSE MARIA HERNANDEZ

EL HEROE CAMPESINO JOSE MARIA HERNANDEZ



El héroe fusilado en Iquitos, es el primero y el último de los héroes colombianos del siglo XX. No hemos tenido otro, ni lo tendremos en los pocos años que faltan para rematar este siglo. Paso la época de los héroes; estamos en el siglo de los pusilánimes. A Nariño por ultimo, le correspondió dar el último de los héroes de la patria. Monseñor JUSTINO MEJIA Y MEJIA



GEOGRAFÍA

Ubicado en el municipio de Pupiales (la cuna del pensamiento). Pupiales está ubicado al sur del departamento de Nariño en la república de Colombia, entre los 0° 54´ de latitud norte y 77° 39´ de longitud al oeste de Greenwich. 



En la cordillera de los andes; a 7 km de Ipiales, 10 km. de la frontera con la república de ecuador, a 91km de san juan de pasto y 1037 km. de la capital de Colombia, Bogotá.
es una de las poblaciones que forman parte de la meseta de Tuquerres e Ipiales, está limitada al norte por el municipio de Sapuyes; al sur por el municipio de Ipiales; al oriente por el municipio de Gualmatán y al occidente por los municipios de Aldana y Guachucal.

RESEÑA HISTÓRICA



Nació el 15 de enero de 1892, en la vereda Guacha - Tatambud (hoy corregimiento de José María Hernández). Los nombres Guachá y Tatambud so aborígenes; el primero en idioma pasto, tiene el significado de “tierra alta” y el segundo aun no se ha encontrado.
Fue bautizado en la parroquia matriz de Tatambud a la edad de un día de nacido, es hijo de Víctor Hernández y Rosario Vivas. Sus primeros estudios los realizo en la escuela rural de su vereda, siendo enviado luego a Pupiáles donde recibió educación orientada por los hermanos Maristas quienes por su entonces habían fundado el colegio llamado mercantil.

Terminados sus estudios José María Hernández se dedico al comercio con Barbacoas, Pasto y Popayán, utilizando la recua, llena de tantas fatigas y desilusiones; sus deseos de progreso lo llevó junto a otros amigos al sur oriente de Colombia. En 1914 se halla en Puerto Asís Putumayo, bajo la protección capuchina encargada por el gobierno , la enseñanza y el reclutamiento de colonos.

Después de algunos años de trabajo, Hernández contrajo matrimonio con Gregória Iles de cuyo hogar nacieron cuatro hijos, solo dos vivos a la fecha de su testamento: Justina Y Sergio. El nuevo colono se familiarizo con la selva y sus secretos. Aprendió la supervivencia de la manigua, exploro ríos, caminos, hasta convertirse en un experto guía. En 1930 es incorporado como agente del corregimiento de santa clara. Posteriormente compra tierras en Tarapacá, donde construyó una casa y organizo cultivos. La casa mas tarde serviría para alojamiento de tropas colombianas.

En 1933, cuando la expedición del General Vásquez Cobo, llegó a Tocantins, Hernández se presento al General Efraín Rojas, y fue designado como ayudante de los barcos Nariño, Boyacá y Barranquilla. Los conocimientos sobre los ríos y la selva que poseía Hernández, no pudieron ser mas oportunos y seguros para guiar a los soldados en este enfrentamiento. Es un hombre clave a la hora de la guerra. Sabe los secretos de la selva, sus trochas, sus peligros. Distingue el silbido de la serpiente, conoce cuando la selva huele a tigre, caimán o puma.

Ocupada Tarapacá, Hernández junto con Francisco Vargas, le fue encomendad la misión de subir por el río cotuhé con el fin de hablar con el cacique Hilario, para determinar la situación de las tropas peruanas derrotadas en Tarapacá.

Al llegar a la tribu después de un día y una noche, el cacique Hilario, llamó a las tropas Peruanas, los hizo capturar y conducir a Leticia, allí logro escapar Francisco Vargas, y José María Hernández, fue llevado a Iquito.

Ocho soldado Peruanos, cargaron sus equipajes en la espaldas de nuestro patriota y apresuraron con las puntas de bayonetas y lo condujeron por la selva de Cotuhe a Leticia, viaje que no podía durar menos de ocho días.

Hernández salió de Leticia, se despidió de algunos amigos diciendo “PARA MORIR HEMOS NACIDO”, Llego el 7 de Abril de 1933, coloraron una plataforma y a las cuatro de la mañana Hernández salió de la prisión, seguido de sus verdugos, el cargo las herramientas que le servirían para cavar su propia tumba, termino este trabajo, se confeso y comulgo, a las ocho de la mañana los clarines militares, congregaban a todo el pueblo Peruano.

Hernández subió a la plataforma, no quiso que lo vendarán, quería ver a sus enemigos, se negó a sentarse, por fin sonó la descarga fatal, mientras moría Hernández pronuncio “COLOMBIA SABRA VENGAR MI SANGRE” , pero al ver que no moría, lo ataron a los pies lo amarraron detrás de un carro semivivo y los arrastraron por las calles Peruanas.
 

 
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